La época otoñal es una etapa de cambios y renovación a todos los niveles. Cambia tu reluciente bronceado por un tono más apagado y adaptado al frío, cambia tu enérgico y vigoroso estado de ánimo veraniego por uno más hogareño y melancólico y, cómo no, cambia también la densidad y la vistosidad de tu cabello.
Todos estos cambios son consecuencia de los propios ciclos de la naturaleza y ninguno de ellos han de ser motivo de alarma, siempre y cuando no estén relacionados con alguna enfermedad. A pesar de ello, y aunque se trate de cambios fisiológicamente normales, algunos nos preocupan más que otros.
Concretamente, los cambios relacionados con la cantidad y fortaleza del pelo, son uno de los que más preocupan a la mayoría de las personas y sobre los que más cuestiones y petición de consejos recibimos por parte de los usuarios durante casi todo el año.
Por eso, esta semana, hemos querido hablar en este artículo sobre salud capilar, empezando por unas nociones básicas acerca de la estructura de nuestro pelo y su anclaje, continuando por las fases de crecimiento del mismo y las patologías que más comúnmente le afectan y, terminando con el abordaje de aquellos fundamentos sobre los que se sostienen los mejores productos para combatirlas.
Estructura básica del pelo y de su anclaje
El pelo es un elemento cutáneo a base de queratina con propiedades únicas al que se le pueden atribuir, principalmente, funciones protectoras, frente a la luz solar y los cambios de temperatura y táctiles y estéticas, incrementando la percepción sensorial.
Se estima que en el cuerpo humano existen unos 5.000.000 de pelos, de los cuales de 100.000 a 150.000 se encuentran en el cuero cabelludo
La unidad estructural y funcional del cabello se denomina folículo pilosebáceo. La estructuras básicas que lo componen son el pelo propiamente dicho, como parte visible del mismo, un folículo piloso, que es la parte que se encuentra bajo la piel y donde el pelo tiene su origen, una glándula sebácea, que segrega su contenido a través del canal de salida, un músculo erector, responsable de la “piel de gallina” y una glándula sudorípara.
El pelo tiene una parte exterior conocida como “tallo” y otra interna , denominada “raíz”. El pelo presenta una estructura estratificada, formada por tres capas concéntricas (médula, corteza y cutícula), que durante su crecimiento dentro del folículo a su vez están rodeadas de otras que lo protegen y lo anclan al mismo (vainas epiteliales, capa compañera, membrana vítrea y saco conjuntival).
Ciclo de vida de nuestro cabello
Todos los pelos del cuerpo crecen hasta la longitud característica de cada zona corporal e individuo. Todos se renuevan de manera constante, desde su nacimiento, y son sustituidos por otros del mismo tamaño y longitud.
Esto es así gracias a que los folículos presentan períodos de crecimiento y descanso, conocidos como “ciclos o fases de crecimiento del pelo”. Las fases por las que pasa el ciclo de vida de un cabello son la fase anágena, catágena y telógena.
¡Conozcamos algunos detalles más sobre cada una de ellas!
-Fase Anágena
Es la fase donde se produce el crecimiento activo del pelo. En esta etapa las células de la matriz se reproducen y se generan las 3 capas del pelo y las vainas epiteliales.
Los melanocitos inician la formación de melanina responsable del color oscuro. Según ascienden las células aumentan de tamaño y se van endureciendo.
En cualquier momento el extremo del nuevo pelo reemplazará el pelo antiguo que se encuentra en la fase telógena o de muerte capilar.
-Fase Catágena
El folículo entra en esta fase cuando el pelo cesa de crecer. El crecimiento de las células de la matriz cesa, al igual que la actividad de los melanocitos del bulbo.
Se forma el llamado “pelo en maza”, una estructura queratinizada formada por células corticales y cutícula que se rodea de restos de la vaina epitelial interna.
-Fase Telóena
El “pelo en maza” de los folículos permanece inactivo, latente y se halla suelto dentro del folículo con lo cual puede arrancarse sin producir dolor ya que la raíz está sin la vaina epitelial interna adherida.
La duración del ciclo y de cada fase es propio de cada folículo e independiente de otros
En el cuero cabelludo la media de la fase anágena es de 3 años, la fase catágena es de 3 semanas y la fase telógena de 3 meses.
En un cuero cabelludo normal se calcula que un 13% de los folículos se encuentran en fase de “muerte”, un 1% en la fase de “reposo” y el resto, un 85% aproximadamente, en fase de “pleno crecimiento”.
¿En qué consiste la alopecia o problema de caida capilar?
Entendemos por alopecia a la disminución de la densidad o ausencia de pelo, de forma localizada o difusa y de forma temporal o permanente.
Existen muchas patologías que cursan con signos de alopecia. Los diferentes tipos de alopecia más frecuentes son la alopecia androgenética (AGA) o calvicie común, los efluvios telogénicos y anagénicos y la alopecia areata.
La alopecia androgenética (AGA) o calvicie común, como su nombre indica, se debe a una predisposición genética del individuo, aunque los genes implicados no están totalmente descritos en la actualidad.
Es decir, debe existir una especial sensibilidad folicular a los andrógenos circulantes y un cierto grado de penetrancia en el folículo piloso. Es una de las formas de alopecia más frecuentes en hombres y mujeres.
La fisiopatología de este tipo de alopecia está fundamentada en que a nivel del folículo de este tipo de pacientes la testosterona libre, por la acción de la enzima 5α-reductasa, se convierte a 5α-dihidrotestosterona (5DHT). Ésta desencadena una serie de procesos que conllevan al fenómeno de miniaturización de los folículos pilosos y un adelgazamiento del pelo. Es decir, que en cada ciclo se reduce progresivamente la fase de crecimiento y se prolonga la fase de latencia-caída con la consecuente falta aparente de cabello. Este proceso evoluciona gradualmente a una alopecia irreversible si no se trata adecuadamente.
La alopecia androgenética afecta a ambos sexos, aunque con manifestaciones clínicas diferentes que dan lugar a dos subtipos de este tipo de alopecia conocidas por sus acrónimos en inglés de MAGA y FAGA.
La MAGA o alopecia androgenética masculina representa el 63% de los casos de alopecia en varones de más de 50 años en España y es una patología cuya proporción aumenta con la edad.
La distribución de la falta de cabello en la MAGA se produce siguiendo unos patrones clínicos conocidos con diferentes grados.
La FAGA o alopecia androgenética femenina supone algo más del 36% de los casos de alopecia en mujeres españolas y es un trastorno que suele acentuarse a partir de la menopausia por la pérdida de la protección estrogénica.
En un porcentaje alto de casos existen antecedentes familiares aunque también existen algunos factores que pueden agravar la tendencia a la alopecia, por ejemplo el déficit de hierro es el que con mayor frecuencia se ve implicado.
El patrón de caída de cabello en las mujeres con FAGA es diferente al de los hombres, comenzando con una pérdida difusa de cabellos «en corona» respetando la línea de implantación frontal.
Son aquellos problemas de caída en los que, por determinadas y diferentes causas, se produce una aceleración del paso de los folículos de la fase de crecimiento a la fase de muerte, con la consiguiente caída del cabello abundante a los 2-4 meses.
Afortunadamente los efluvios telogénicos son de duración variable pero con recuperación total del cabello con el mismo patrón de crecimiento que antes de la alopecia
Entre las causas más frecuentes de este tipo de caída se encuentra el estrés, la ansiedad aguda o depresión, los déficits de biotina y zinc, las dietas hipocalóricas, el post-parto, la fiebre prolongada, las grandes cirugías y anestesias, las dermatosis como psoriasis y la toma de determinados medicamentos (selenio, litio, anovulatorios, anticoagulantes, ß-bloqueantes) o la radiación ultravioleta (exposición solar).
Este tipo de alopecias son aquellas en las que las causas o estímulos actúan directamente sobre los folículos en fase de crecimiento causando una caída casi inmediata, o poco tiempo después de la causa.
Pueden tener su origen en enfermedades como el hipo e hipertiroidismo o en deficiencias de zinc y ácidos grasos esenciales. También pueden estar ocasionadas por tratamientos antitumorales, infecciones bacterianas y/o por hongos, e incluso, por el uso excesivo de agentes químicos agresivos a nivel de productos de peluquería.
Algunos hábitos o trastornos de conducta como la acción compulsiva de arrancarse los cabellos, de rascarse el cuero cabelludo o de un cepillado agresivo, pueden estar detrás de este tipo de casos de alopecia.
Se trata de una enfermedad benigna autoinmune y autolimitada caracterizada por la presencia de áreas alopécicas o sin cabello. Aparte de la predisposición genética, los factores ambientales como el estrés psicosocial, puede ser determinantes en el comienzo de los brotes.
Las manifestaciones pueden ir desde una placa alopécica limitada única, generalmente en el cuero cabelludo hasta llegar a ser completa, conocida como alopecia total, e incluso de todas las áreas pilosas del cuerpo, conocida como alopecia universal.
La evolución y pronóstico de la alopecia areata son impredecibles
En los casos en los que es positivo, el pelo puede volver a crecer, y al principio es fino y apigmentado (sin color), recuperando su aspecto y color al poco tiempo.
Médicamente es una patología benigna pero puede tener una gran repercusión negativa en la calidad de vida de los pacientes y en su capacidad funcional.
Tratamientos para combatir la caída del cabello
Los tratamientos anticaida más habituales suelen consistir en nutrientes, oligoelementos y vitaminas tricogénicas que favorecen y restituyen, en caso de su déficit o de situaciones con altos requerimientos nutricionales, los elementos necesarios para la formación y crecimiento del cabello.
Pero estas no son las únicas alternativas que existen para tratar los problemas de alopecia ya que también son de gran utilidad importantes innovaciones aportadas por productos a base de fármacos como el minoxidil o la finasterida que retardan la progresión de este tipo de trastornos.
¡Conozcamos pues los componentes y funcionalidades de todas estas posibilidades!
Los principales productos de este tipo suelen presentar en su composición con sustancias activas como la cistina, el zinc, la biotina, el hierro y las vitaminas b5 y b6.
A continuación vamos a conocer algunos detalles importantes sobre cada uno de estos componentes y también cómo la asociación de todos ellos en algunos productos comerciales pueden ayudar a combatir tus problemas con el cabello.
L-cistina
Es un aminoácido que interviene en la síntesis de queratina que, como ya hemos comentado, que es la proteína estructural del pelo, y también de las uñas, aparte de la principal fuente de azufre del organismo.
Zinc
Oligoelemento esencial en el metabolismo de la cistina. Indirectamente inhibe la producción de 5DHT por vía diferente a la finasterida. Su déficit puede conllevar una alopecia telogénica.
Biotina
La biotina, o también conocida como vitamina H, es fundamental para alargar la fase de crecimiento del cabello así como para acortar la fase de muerte. Por ello, su déficit es la principal causa de alopecia telogénica.
Hierro
Mineral indispensable para el crecimiento del pelo. Su disminución en el organismo es una de las causas del efluvio telogénico en mujeres menstruantes o sometidas a regímenes hipocalóricos y/o vegetarianos.
Vitamina B5
La vitamina B5 o ácido pantoténico es necesaria para la formación de los puentes disulfuro presentes en la queratina del cabello y es un estimulante del metabolismo energético del folículo.
Vitamina B6
La piridoxina o vitamina B6 interviene en la formación de aminoácidos como la cistina. Su déficit causa dermatitis seborreica y potencia el efecto del zinc en la inhibición de la producción de la 5DHT
En este campo existen 2 medicamentos que han demostrado que retardan la progresión de la alopecia (AGA) e incluso incrementan el pelo en algunos casos. Los agentes con estas esperanzadoras funcionalidades y que, en cualquiera de los casos, son de obligada prescripción y consulta por tu dermatólogo, son el minoxidil tópico y la finasterida oral.
Minoxidil tópico
El minoxidil es un medicamento en loción que ha demostrado que incrementa la duración de la fase de crecimiento y aumenta el tamaño de los folículos en el vértice. Los efectos en el crecimiento de la densidad del cabello con este principio activo pueden comenzar a apreciarse entre el 4º y 6º mes del tratamiento.
Finasterida oral
La finasterida en comprimidos de 1 mg, es un medicamento de prescripción con función inhibidora de la 5α-reductasa tipo II. Su mecanismo de acción consigue disminuir la conversión de testosterona en 5DHT (desencadenante del fenómeno de miniaturización). Este fármaco incrementa el número de cabellos, su longitud y grosor. Estos cambios comienzan a hacerse evidentes a partir de los 4-6 meses de tratamiento y se mantienen a lo largo de los años que dura el tratamiento.
Ahora ya sabes mucho más sobre la estructura de tu pelo, las patologías que le afectan y los tratamientos que hay para compensarlas.
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